El estudio de la tecnología encuentra un mayor sentido si analizamos sus usos. En las últimas décadas, periodo en el que se despliegan las TIC, su utilización en el área de la producción ha dado lugar a efectos socioeconómicos de gran relieve. Se ha hablado de la imposibilidad de separar la definición de las nuevas tecnologías de los usos económicos que de ellas se hacen. Tecnología y capital, ciencia y economía son pares indisolubles. Esto hace necesario contextualizar las innovaciones técnicas en el marco del capitalismo actual.
Es cada vez más evidente que las TIC han sido potenciadas por las empresas y los Estados como medio privilegiado para afrontar la crisis económica global que se produce a mediados de los setenta. Han ocupado un lugar central en la recuperación de una de las variables claves en la lógica del capitalismo: la tasa de rentabilidad del capital. Así, han contribuido a hacer un uso más rentable de la mano de obra, una mayor diversificación económica y productiva, innovando en productos, procesos y nuevos modos de circulación del capital. Pero ¿cuáles han sido las contrapartidas y a quién han perjudicado más? El siguiente cuadro resume algunas:
LAS DOS CARAS DE LAS TIC: ECONOMÍA Y SOCIEDAD | |
EFECTOS POSITIVOS | EFECTOS NEGATIVOS |
Incremento de productividad | Desempleo |
Automatización producción Eliminación tareas descualificadas Puestos de trabajo más participativos y enriquecedores | Automatización sectores más conflictivos Persistencia tareas descualificadas y polarización en las cualificaciones Empeoramiento condiciones de trabajo: incremento de accidentes y del control sobre los trabajadores |
Recomposición proceso producción a escala internacional Procesos de ajuste de mano de obra | Globalización desigualdades Declive industrial en Occidente |
Extensión de la economía financiera | Economía especulativa |
El primero de los efectos reseñados es un incremento de la productividad. La tecnología ha servido siempre para conseguir producir en menos tiempo la misma cantidad de mercancías. A pesar de esta norma general, las relaciones entre tecnología y productividad son bastante complejas. El grado de ajuste de la implantación de las nuevas tecnologías al tejido productivo existente, la formación de la población activa, los gastos en I+D, los servicios a las empresas son variables que pueden acelerar o ralentizar el aumento de la productividad o crear diferencias entre países.
QUE POLLAS DICES VAYA MIERDA EL INTERNET COHONES
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